7 de noviembre de 2009

Es complicado desintoxicarse de aquel al que querías cuando lo realmente malo fue sutil, cuando en apariencia no hay de que quejarse. Por eso agradezco que haya roto su postura "politicamente correcta" , fundamentando mi enojo.
Vengo de una familia muy grande que, como en la mayoria de los casos, significa mucho amor pero también abundantes peleas, resquemores, comentarios bajos y demás. Tengo dos hermanos y un instinto protector a flor de piel que me lleva inconscientemente a pensar en el otro antes que en mi, total, me sé fuerte. Emocionalmente soy introvertida cuando de tristezas se trata, pocas veces lloré adelante de alguna amiga. Alguna vez lei que las nutrias, al ser lastimadas, se  refugian largas temporadas entre las piedras hasta que las heridas sanan, solo en ese momento enfrentan nuevamente el mundo. Algo de eso hay en mi, una reclusión autoimpuesta hasta que todo pase.
Soy mujer en una familia tradicional y conservadora. Intento ser comunicadora en esta familia de abogados y jueces. Vivo en un pueblo con infulas de ciudad y fui iniciada en el catolicismo en el momento donde la mente -dicen- es más influenciable. Resultado de todo esto: mucho tiempo fui sensible a la culpa.
Es dificil distribuir las culpas cuando él "aparentemente" hizo todo bien, pues no. Asumo mi parte, pero es hora de que él asuma la suya. Estoy cansada de asumir culpas ajenas, de justificar, de disculpar, ya basta de todo eso. Hoy no te extraño, hoy es la última vez que te escribo, hoy realmente terminamos. Y estoy bien.

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